El maravilloso Mago de Oz es un libro de literatura infantil escrito por Lyman Frank Baum e ilustrado por W. W. Denslow. Narra las aventuras de una muchacha llamada Dorothy Galeque vive en Kansas, la tierra de Oz con su tía Em, su tío Henry y su perro Totó. Es una alegoría directa de la lucha política y económica entre los partidarios del patrón oro y los del bimetalismo en Estados Unidos a fines del siglo XIX. La carretera de ladrillos amarillos es la falsa promesa del oro, Kansas el estado agrícola endeudado, los zapatos de plata el camino de vuelta a casa, y OZ, el patrón de medida del oro (oz. = onza).
Debe destacarse que fue el primer libro de cuentos infantiles con personajes y lugares típicos de América en una época donde todos los cuentos infantiles describían paisajes y personajes europeos.
Un día mientras la niña jugaba con su perro por los alrededores de la casa, nadie se dio cuenta de que se acercaba un tornado. Cuando Dorita lo vio, intentó correr en dirección a la casa, pero fue en vano. La niña tropezó y acabó siendo llevada, junto con su perro, por el tornado. Los tíos vieron desaparecer en cielo a Dorita y a Totó, sin que pudiesen hacer nada para evitarlo. Aterrizaron en un lugar totalmente desconocido para ellos. Allí, encontraron unos extraños personajes y un hada que, respondiendo al deseo de Dorita de encontrar el camino de vuelta a su casa, les aconsejaron que fueran a visitar al mago de Oz. Les indicaron el camino de baldosas amarillas, y Dorita y Totó lo siguieron. Se cruzaron con un espantapájaros que pedía, incesantemente, un cerebro, con un hombre de hojalata que, sentado debajo de un árbol, deseaba tener un corazón y a un león rugiendo débilmente, asustado con los ladridos de Totó, que lloraba porque quería ser valiente. Cuando llegaron al país de Oz, pudieron explicar al mago lo que deseaban. El mago de Oz les puso una condición: primero tendrían que acabar con la bruja más cruel de reino Al salir del castillo de Oz, Dorita y sus amigos pasaron por un campo de amapolas y ese intenso aroma les hizo caer en un profundo sueño, siendo capturados por unos monos voladores que venían de parte de la bruja. Cuando despertaron y vieron a la bruja, lo único que se le ocurrió a Dorita fue arrojar un cubo de agua a su cara, sin saber que eso era lo que la haría desaparecer. El cuerpo de la bruja se convirtió en un charco de agua. Todos pudieron ver como sus deseos eran convertidos en realidad, excepto Dorita.
Totó descubrió que el mago era un anciano que se escondía tras su figura. El hombre llevaba allí muchos años pero ya quería marcharse. Para ello había creado un globo mágico. Dorita decidió irse con él. Durante la peligrosa travesía, su perro se cayó y Dorita saltó tras él para salvarle. En su caída la niña soñó con todos sus amigos, y oyó cómo el hada le decía: - Si quieres volver, piensa: “en ningún sitio se está como en casa”. Y así lo hizo. Cuando despertó, oyó gritar a sus tíos y salió corriendo. ¡Todo había sido un sueño! Un sueño que ella nunca olvidaría...
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